mis amigos

25 de marzo de 2012

El abuelo Cuarta y última parte







Capitulo 4

Despertó  sobresaltado no tenía idea del tiempo transcurrido solo sintió que sus fuerzas se habían recuperado algo y subió de nuevo con sus dioses y después de flagelarse de nuevo con la espina de maguey  dejando caer su sangre en los últimos papeles que le quedaban en su morral alimento con ellos y un poco de copal los braseros coloco de nuevo chapopote todo lo que le quedaba el humo formo una densa capa de humo en el techo de la caverna limpio del polvo las esculturas de las deidades y derramo un poco de su sangre en sus rostros como ofrenda de purificación y esperando pagar con ella su camino al paraíso esperado, coloco también  un pedazo de Jade en si pecho para pagar al porteador del paraíso, de nuevo aromatizo con hierbas acromáticas, cargo con su tea apagada para encenderla de nuevo en caso de ser necesario.
Bajo con mucho trabajo, la debilidad de su cuerpo y la falta de oxigeno le ocasiona mareo, tiene que detenerse un rato respirar profundo para poder continuar está seguro que su final no tarda mucho, saca fuerza de sus huesos viejos y cansados, camina lento hasta la manta donde estuviesen los restos que acomodara junto a los otros, toma la cobija la sacude y con cuidado se acomoda lo más cómodo posible, agotado por tanto esfuerzo se cubre un poco con la manta de los lados, cierra sus ojos lentamente.
De pronto los recuerdos llegan como si hubiesen sucedido ayer, vio todos los rostros de los familiares que partieron antes que él, y a todos los que dejo allá abajo en la ciudad; recodó despacio toda su vida desde su niñez en el campo porque el proviene de una familia de campesinos no tenía derecho a asistir a la escuela por lo tanto todo lo que aprendió sobre la siembra fue  a través de los mayores de la familia, en especial su abuelo que siempre trató de prepararlo para la vida y para cuando llegase el momento de la muerte.
Fue su abuela quien le enseño casi todo sobre los dioses y las maneras de tenerlos contentos, su padre le enseño sobre el calendario de cuando sembrar y cuando cosechar, vino a su mente sus años mozos en los que se consolido como miembro de la comunidad de agricultores después de haberse unido a la madre de sus hijos, fueron años felices los vividos al lado de su mujer porque las lluvias so llegaron siempre a tiempo y en ocasiones fueron tan abundantes que poco se salvo de las cosechas.
Poco a poco llego el sueño y tras él los dioses de la muerte lo tomaron en su regazo.         
                

18 de marzo de 2012

El abuelo (capitulo 3)





Capitulo 3
                No quiere arriesgar a explorar los demás caminos peor aún después de las advertencias hechas por su abuelo y de los muchos peligros que sabe acechan en cada uno de los caminos restantes, la respiración le falta un poco… él sabe que su final está cerca.
                Baja por una empinada cuesta, el frío y la humedad aumentan a medida de avanza ya no es mucho lo que falta por andar, llega a un área espaciosa y poco accidentada, salvo por unos no muy altos desniveles recorre despacio la orilla y se asombra de como todo concuerda justo con los detalles  descritos por su tata grande,  impaciente por llegar ante el altar de los dioses de la noche y presentar su ofrenda, de pronto sus pies cansados tropiezan con algo que por ver las intrincadas formaciones de la cueva se olvido de mirar al  suelo, baja la tea para iluminar el objeto que se atraviesa en su camino, de momento se sobresalta al ver que son los huesos de alguno de los pobladores de su pueblo, con cuidado los rodeo y continuo caminando, a los pocos pasos sus ojos se maravillaron con el templo (pirámide) que venía buscando, todo pintado en colores rojo y negro y con las esculturas de los dioses del inframundo y cuatro grandes incensarios orientados uno a casa punto cardenal.
                Limpió sus pies  y subió  con reverencia y fervor los cinco escalones que lo separaban de sus deidades prendió fuego en los incensarios, quemo en ellos copal junto con algunas flores y plantas aromáticas, de inmediato impregnaron el ambiente  saco de su morral unos pedazos pequeños de chapopote y los hecho en los cuatro braseros seguro que con eso la luz se prolongaría por más tiempo.
                Con toda aquella luz pudo observar la toda magnitud de aquella enorme gruta, vio como en una oquedad en la pared se encontraban acomodados con sumo cuidado los huesos de todas las generaciones pasadas y en uno de los montículos vio sobre una manta otro esqueleto, quizá de uno de los últimos en llegar a ofrendar su vida a los dioses para que la vida continúe y el equilibrio de los días y las noches no se pierda el humo del copal y el chapopote lo hacían toser, coloco mas hiervas aromáticas para respirar algo más grato.
                Después de sus plegarias y ofrendas, despacio cansado por la travesía, su edad y la falta de oxigeno descendió de la pequeña pirámide se sentó a comer parte de los escasos alimentos que cargo desde el Jacal, descanso un buen rato no tenía idea del tiempo transcurrido antes de entrar a la cueva pudo calcula que eran aproximadamente las seis de la tarde pero ahora metido en aquel mundo de los dioses perdió la idea de las horas o días transcurridos.
Fue hacia el montículo donde se encontraban los restos sobre la manta, con respeto y veneración los recogió con sumo cuidado los coloco junto a los demás restos siguiendo el mismo orden que llevaban los demás, lo mismo hiso con los que tropezó a su llegada a la sala (seguro de alguien que venía más débil que él y que no pudo llegar hasta  el adoratorio) pidió a los dioses por él y por su familia.
Agotado por tan larga jornada se acomodo en una roca para descansar contemplando la pirámide y a sus dioses por largo rato, retomando fuerza, poco a poco sus ojos se fueron cerrando.

(Fin capitulo 3)

7 de marzo de 2012

El abuelo (capitulo 2)








Capitulo 2

                El abuelo se sentó en una piedra a la orilla de la cuesta y estuvo largo rato viendo en el valle la imponente ciudad, con sus ojos cansados trato de encontrar la pequeña choza familiar donde se queda su familia a quienes quiere con todas su corazón, casi no se da cuenta del tiempo transcurrido pero de pronto siente que ya es hora de seguir el camino, sabe que ya no puede  retornar; de aquí en adelante se basará tan solo en lo que tantas veces le contara su abuelo antes de partir.
                Enciende un ocote de los que encontró en el camino y que recogió sabiendo que los necesitaría al avanzar  en su jornada, echa un vistazo por última vez a los bellos templos dedicados a los dioses a quienes pide permiso para adentrarse en el inframundo que inicia precisamente al entrar en la cueva, es el reino de los señores de la muerte y de la noche a ellos pide la venía para esta difícil travesía.
                Después de respirar hondo como agarrando valor camina con paso firme entrando en la oscuridad, a medida que avanza se sorprende al ver la fidelidad de los detalles que le contara su abuelo y recuerda que cada que le contaba de este recorrido siempre repetía “hijo mío querido, recuerda que en la vida solo una cosa tenemos segura y esa es la muerte”.
                Hubiera podido seguir el camino hasta sin la ayuda de la tea porque todo coincidía con la narración tantas veces escuchada; Camino en línea recta por casi doscientos metros luego trepo  una gran roca e inició el descenso por un camino que serpentea a la derecha se maravilla al ver en los muros de la gruta las viejas pinturas que plasmaron los antepasados hace ya muchos pero muchos años, por un buen rato las contemplo y recordó que el abuelo le contara que esas pinturas fueron hechas por los primeros pobladores que llegaron a estas tierras y las dejaron para recordarnos que llegaron aquí después de un largo peregrinar y decidieron quedarse precisamente en nuestras tierras porque vieron que eran buenas y en ellas encontraron el sagrado regalo del maíz manjar que los dioses dejaron para nuestros pueblos.
                Mas allá al rodear una gran roca encuentra el pequeño manantial que le contaran es la única fuente de agua en todo el reino del Mictlan tomo un poco de agua y lleno su guaje para seguir el camino seguro que su destino no estaba lejos, cantando la vieja tonada tantas veces escuchada, limpio del polvo sus guaraches porque estaba por entrar a la parte más sagrada  del reino de los muertos, clavo de nuevo la espina en su cuerpo para purificarse y merecer estar en tan santo lugar.
                Tras una pequeña curva encontré que la cueva se divide en siete tiros, sabe de los peligros que les esperan si toma el camino equivocado pero el recuerda como si fuera en ese momento las instrucciones recibidas, Has de seguir por la quinta cueva que es la que te lleva salvo a tu destino, los demás son peligrosos y puedes hallar la muerte antes de que llegue tu tiempo y tu peregrinar será infructuosos si no llegas a ver a todos  los abuelos que han partido a través de los años.
                Sonríe, suspira y se encamina a la bifurcación quinta….

(Fin capitulo 2)