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10 de diciembre de 2009

LA CASA DEL ADIVINO

La casa del adivino

Cuenta una antigua leyenda maya de la gran Ciudad de Uxmal que hace muchos pero muchos años vivió una poderosa hechicera con grandes e inimaginables poderes, su fama rebasaba toda la comarca, los gobernantes acudían a ella tanto amuletos para no tener desgracias en los días aciagos de su calendario o para que les cure tal o cual enfermedad. Le consultaban sobre cuando era mejor para hacer la guerra a sus enemigos y cuando debieran mejor quedarse tranquilos en sus pueblos, también le consultaban sobre el futuro de los recién nacidos y muchas cosas más.

Un buen día quiso tener un hijo y busco al noble más apuesto y aguerrido de todos que combinara en el todos los atributos para que su hijo los heredara le dio a beber un brebaje so pretexto de augurarle suerte en las guerras de conquista, ella era fea, casi una enana y con una prominente Joroba le deformaba su espalda, gracias al efecto del brebaje queda embarazada de tan digno noble.

Paso el tiempo y ella da a luz un niño con los atributos de valentía y coraje de su padre pero por desgracias con todos los defectos físicos de su madre, la nueva madre lloro amargamente porque los dioses se habían vengado de su mala acción dándole un niño tan feo; Dicen que el niño hablaba y tenía dientes desde recién nacido, quizá por alguno de los embrujos de su madre.

La gente del pueblo de Uxmal tan amante de la belleza, siente asco y temor al verle, algunos, los mas osados se burlaban de el en su cara o en secreto, claro que la madre se entero de toda aquella burla hacia su hijo y furiosa por ello decide hacer para el una casa tan grande que todos tengan que levantar la cabeza para verle; era la tarde de ese día cuando hace tal promesa a su hijo y le dice que para la mañana siguiente el tendrá su nueva casa, el hijo le dice que tiene que ser majestuosa y con bellos decorados para que todos lo respeten y le reverencien.

Al amanecer el nuevo día el pueblo se vio engalanado con la mas grande y hermosa de sus pirámides esa a la que hoy llaman el templo del adivino o del enano.