El gigante
De pronto,
aquel ser grotesco, con nariz larga y enorme, dedos estirados de trapo y piernas flacas y
muy largas, se quedo mirándome, tomo una actitud pensativa, me observaba con
sus ojos hundidos negros como la noche.
Un
gélido escalofrío recorrió todo mi cuerpo, poniendo de inmediato todos mis
pelos de punta, no se porque, pero, al ver como me observaba un gran terror recorrió
hasta el último poro de mi cuerpo, me hiso sudar frío, su enorme estatura me
mantuvo con la cabeza levantada y la boca abierta, paralizado.
De pronto desesperado
volteo para todos lados, no supe que estaba sucediendo, pero, de momento, deje
de ser su punto de atención, se notaba en sus movimientos un nerviosismo que de
pronto me pareció frágil, dio unos pasos titubeantes a su derecha, después a su
izquierda, se detuvo mirando fijamente a
lo lejos.
Yo
me sentí aliviado al saber que dejaba de llamar su atención, corrí a ocultarme
tras el tronco de un árbol, desde ese lugar podría observarlo y al mismo tiempo
estaba a salvo de su terrible mirada, se quito el gorro de gruesa tela, raso su
pelo corto y despeinado, algo le intrigaba, como que presentía algo y todavía
no acertaba a descifrar que era; un viento fuerte empezó a correr, en cosa de
segundos, enormes nubes negras cubrieron el cielo y se escucharon algunos
truenos.
El
salió corriendo en dirección opuesta a donde yo me encontraba, a los pocos
minutos una fuerte lluvia cayo sobre la ciudad mojándolo todo a su paso. Yo
totalmente remojado, solté un gran suspiro y con paso lento seguí mi camino.
8 comentarios:
Hola, Mario! Un placer leerte de nuevo.Desde luego las caras de esos muñecos gigantes que pasean en las calles en ciertas fiestas dan miedo. Muchos padres llevan a sus hijos a ver los desfiles y no piensan que luego los niños pueden tener pesadillas. Feliz fin de semana, amigo. Un abrazo
Hola Mario.
Perdón, que ando lenta estos días, pero leo todo y no me olvido de ti, pasaré con mas tiempo y lo volveré a repasar, ando al galope.
Un abuen fin de semana.
Un abrazo.
Ambar.
Ahora no shace gracia lo que de niños nos aterraba. Ley de vida. Un placer estar por aquí, un abrazo Mario
Querido Mario, te juro que con tremendo personaje yo misma me moriría de miedo aún ahora jajajjaj. ¿Es una historia real que te sucedió en la niñez? Es una historia muy lograda , Felicidades, los relatos cortos son difíciles de conseguir , en tu caso me voy encantada amigo. Un abrazote siempre.
gracias Juan por estar y comentar
en verdad son feos pero por ver la fiesta los padres no ven el miedo en sus hijos.
Hasta pronto Mario
Ambar:
Creo que por estos días todos andamos un poco recortados de tiempo.
Gracias mil por la visita y por el comentario.
Hasta pronto Mario
Juan risueño:
Parece que no entendemos cuando niños nos aterra pero de adultos queremos que los niños se diviertan con lo mismo que nos dio miedo.
Un gusto saludarte Mario
Lyliam:
En realidad la historia fue solo imaginada, pero creo que no se pudo evitar la relación con la niñes y sus miedos infantiles.
A mi no me paso con las marmotas gigantes me paso con los viejos de la danza, que son personas vestidas con ropas hechas de trozos de tela y el rostro cubiertos con mascaras horrendas de rostros sangrientos y desfigurados, pero no creas que el temor fue mucho.
Hasta pronto Mario
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