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4 de marzo de 2007

Chichicastenango

chamanes
ofrenda a Pascual Abaj
proceción
bonito huipil
antojitos

Chichicastenango

Después de algunos días en Antigua, continuamos el recorrido visitando Chichicastenango, mejor conocida por los guatemaltecos como Chichi, el camino es muy agradable, pasamos por poblados muy pintorescos, de construcciones antiguas, donde todavía es posible ver la tradición ancestral Maya, los rostros de raza pura sin mezclas que sigue habitando Guatemala.

Es un lugar de contrastes, donde la vida conserva mucho de magia y colorido indígena, muchas de sus costumbres y sus artesanías, la vestimenta y los dialectos, llegan hasta nuestros días poco transformados desde tiempos prehispánicos, este camino es una experiencia que vale la pena recorrer de día y con los ojos bien abiertos para no perder nada del paisaje y su gente.

Llegar a Chcihi es retroceder muchos años en el tiempo, es una gran sorpresa para nuestros sentidos. De los cuatro solo para uno es primera ocasión, quedo boquiabierto al ver como se prepara la gente para el mercado que será al siguiente día (domingo); su esposa conoció siendo niña, en un viaje que realizo con sus padres y como ver fotografías, identifico ciertos lugares donde la imagen de su padre era clara, que por cierto han recibido muy pocas transformaciones.

El mercado es algo digno de visitarse, su colorido y la presencia de indígenas que llegan a vender sus mercaderías de poblados muy retirados, las artesanías dan vida al lugar, lleno de gente, tanto locales como extranjeros recorren los puestos donde consigues típicas bolsas de lana, rebozos, huipiles(blusas) intrincadamente bordados con flores y animales, figuras en piedra, madera, barro o tela, con características mayas como sus elaboradores, una gran variedad de textiles hechos en telares de cintura siguiendo costumbres trasmitidas por generaciones.

Dos iglesias se encuentran en la plaza principal, antiguas y encaladas, los santos vestidos con ropas de tela, retocados por las personas de la comunidad, vale la pena visitar el interior de estas, pero…, cuidado…, no se permite tomar fotos en su interior, donde se realizan ceremonias paganas siguiendo las costumbres de antes de la llegada de los españoles, claro esta ya mezcladas con oraciones cristianas, habladas en dialecto y español entremezclados.

Es todo un deleite visitar el lugar, no tanto saborear su comida, no me explico porque siendo un lugar tan turístico no tengan buena comida o lo que es peor ni un buen cafecito, (tampoco es deplorable, se puede comer), vale la pena tener la experiencia de probar los antojitos que se venden al pie de la escalinata en la iglesia, por la noche o temprano en la mañana, algunos de los restaurantes venden algo de comida regional que como experiencia se puede comer.

No podemos olvidarnos de regatear, porque los precios siempre los manejan bastante elevados (considerando en el total lo que rebajaran al vender), si no lo pides compras caro. Casi no pudimos parar en todo el día, a pesar que era el cumpleaños de nuestra compañera, la festejamos en la comida y rápido seguimos con nuestras compras en este increíble lugar.

mario

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