Cruzamos poblados interesantes con pobladores que todavía acostumbran usar su vestimentas distintivas de diario, me fascina ver como siembran hasta junto a sus casas, disfruto ver como el humo de las chimeneas se eleva al cielo señal de que algo sabroso se prepara en sus cocinas, ves los pavos y los cerdos a la orilla de la carretera y plantas de calabaza y chayote creciendo junto a sus cultivos.
Es bonito ver las casas que siempre tienen un pequeño jardín lleno de flores que llenan la vista de colores, a menudo se cruza uno en el camino con sus coloridos camiones cargados hasta en el techo y cuando paran ves las peripecias que tienen que hacer los ayudantes para bajar los bultos pesados que llevan sobre el camión.
Parar en alguna gasolinera y estirar un poco las piernas, disfrutar de un rico café que se antoja por lo frío de estos lugares, escuchar los idiomas cantarinos regionales con que hablan los locales o las múltiples lenguas de los turistas que todo el año recorren estas tierras, disfrutando de todos los encantos que nos ofrece.
La llegada a antigua es algo hermoso, calles empedradas y árboles antiquísimos, grandes enredaderas y plantas cubiertas de flores, casas antiguas y algunos edificios que debieron ser majestuosos ahora derrumbados por terremotos de hace muchos años.
Antigua es para disfrutarse.
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