El gigante
De pronto,
aquel ser grotesco, con nariz larga y enorme, dedos estirados de trapo y piernas flacas y
muy largas, se quedo mirándome, tomo una actitud pensativa, me observaba con
sus ojos hundidos negros como la noche.
Un
gélido escalofrío recorrió todo mi cuerpo, poniendo de inmediato todos mis
pelos de punta, no se porque, pero, al ver como me observaba un gran terror recorrió
hasta el último poro de mi cuerpo, me hiso sudar frío, su enorme estatura me
mantuvo con la cabeza levantada y la boca abierta, paralizado.
De pronto desesperado
volteo para todos lados, no supe que estaba sucediendo, pero, de momento, deje
de ser su punto de atención, se notaba en sus movimientos un nerviosismo que de
pronto me pareció frágil, dio unos pasos titubeantes a su derecha, después a su
izquierda, se detuvo mirando fijamente a
lo lejos.
Yo
me sentí aliviado al saber que dejaba de llamar su atención, corrí a ocultarme
tras el tronco de un árbol, desde ese lugar podría observarlo y al mismo tiempo
estaba a salvo de su terrible mirada, se quito el gorro de gruesa tela, raso su
pelo corto y despeinado, algo le intrigaba, como que presentía algo y todavía
no acertaba a descifrar que era; un viento fuerte empezó a correr, en cosa de
segundos, enormes nubes negras cubrieron el cielo y se escucharon algunos
truenos.
El
salió corriendo en dirección opuesta a donde yo me encontraba, a los pocos
minutos una fuerte lluvia cayo sobre la ciudad mojándolo todo a su paso. Yo
totalmente remojado, solté un gran suspiro y con paso lento seguí mi camino.