Estaba la muerte un día
tomando por las cantinas
tanta fue su borrachera
que saliendo del tugurio
en el suelo se durmió
Estaba la muerte un día
tan alegre y de parranda
sonriente de fiesta andaba
que dondequiera que andaba
a nadie vivo dejaba
Tantas fueron las almas
que con ella se llevo
que pa no batallar con ellos
que en carreta los cargo
y hasta a los bueyes mato
mis amigos
28 de octubre de 2009
15 de octubre de 2009
SOL DE MONTERREY
No cabe duda: de niño
a mí me seguía el sol
andaba detrás de mí
como perrito faldero;
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
Saltaba de patio en patio,
se revolcaba en mi alcoba.
Aun creo que algunas veces
lo espantaban con la escoba.
Y a la mañana siguiente,
ya estaba otra vez conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
(el fuego de mayo
me armó caballero:
yo era el niño andante,
y el sol mi escudero.)
Todo el cielo era de añil;
toda la casa, de oro.
¡Cuanto sol se me metía
por los ojos¡
Mar adentro de la frente;
a donde quiera que voy,
aunque haya nubes cerradas,
¡Oh cuánto me duele, adentro,
esa cisterna de sol
que viaja conmigo¡
Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino resolana.
Cada ventana era sol,
cada cuarto era ventanas.
Los corredores tendían
arcos de luz por la casa.
En los árboles ardían
las ascuas de las naranjas,
y la huerta en lumbre viva
se doraba.
los pavos reales eran
parientes del sol. La garza
empezaba a llamear
a cada paso que daba.
Y a mí el sol me desvestía
para pegarse conmigo.
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
Cuando salí de mi casa
con mí bastón y mí hato,
le dije a mi corazón:
_¡Ya llevas sol para rato¡
Es tesoro -y no se acaba:
no se me acaba- y lo gasto.
Traigo tanto sol adentro
que ya tanto sol me cansa.
Yo no conocí en mí infancia
sombra, sino resolana.
EN HOMENAJE A ALFONSO REYES, REGIOMONTANO UNIVERSAL Y AUTOR DE ESTA POESÍA
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