mis amigos

27 de octubre de 2007

Juquilita II

Juquilita II

Recorrimos hermosos parajes de pinos y pequeños poblados antes de llegar a Santa Catarina de Juquila, es un pintoresco poblado enclavado entre las montañas, alegres flores embellecen el paisaje, que se alegra con el trinar de lagunas coloridas aves.

Al llegar al pueblo con sus calles intrincadas, sentimos una sensación que nuestro peregrinar había terminado; una paz y una tranquilidad sentimos en nuestro interior. Por fin veríamos a la virgen de Juquila que tanta devoción causa en la cd. de Oaxaca, que trasciende las fronteras del estado y llega incluso a la capital del país.

El taxista nos dejo por uno de los costados de la iglesia, una calle empinada llena de establecimientos donde se venden imágenes recuerdos y milagros, en todas formas tamaños y precios, la medalla, el llavero, la estampita, cuadros de madera con la virgen estampada y protegida con resina; algunos trabajos muy artesanales y locales y otros que ostentan el pegote “hecho en china”. Los peregrinos con devoción compran algún recuerdo o escapulario no sin regatear el precio al vendedor que piden perdonando la expresión “Las perlas de la Virgen”.

Un rato mas tarde y habiendo realizado pequeñas compras entramos a la Iglesia que por cierto no es permitido tomar fotografías, así es que tuve que contenerme y dejar la cámara guardada en la mochila, dentro no cabía ni un alfiler, (aclaro que buscamos un día a mitad de semana para que no hubiese tanta gente), no existen bancas para que quepa mas gente, rápido paso la ceremonia y nos bendijeron a los presentes y sus imágenes que llevaremos a casa o para regalar a parientes y amigos.

La fachada de la iglesia es sobria pero bonita a la que fotografié calmando un poco la frustración de no haber podido hacer lo mismo con la virgencita, que se una imagen muy pequeña creo pasa apenas los 25 centímetros, morena porque esta hecha de madera y en una ocasión estuvo a punto de ser consumida por las llamas al incendiarse la iglesia y quedar solo la virgen ahumada pero no quemada.

Poco rato después estábamos comiendo en una de las fondas que abundan en los alrededores, al poco rato de haber comido tratamos una suburban que nos lleve de regreso a Oaxaca, a la que llegamos todos molidos y jurando que en la siguiente ocasión nos quedamos una noche para dormir y descansar de tan agotador viaje, pero felices y dispuestos a repetir el viaje pronto.

Las dos ocasiones hemos viajado las mismas tres personas y estoy contento de hacer el camino de la virgencita de Juquila o juquilita como le llaman con cariño sus muchos devotos.